martes, 4 de noviembre de 2008

OJE’UMAVA’EKUE/YA FUE COGIDA: Miguelángel Meza




YA FUE COGIDA
















Un hombre se hizo de novio con la hija de un señor de mucho dinero. Él tampoco era muy pobre. Después…, siempre iba junto a ella. La quería demasiado, y, al final, ya le quería coger. Y le dijo a la chica:

–Que decís, hagamos el amor. Nos llevamos demasiado bién. Nos queremos.
–Así así nomás, no me vas a coger. Yo solamente con mi marido he de coger. Con quien me quiera de verdad. Por qué no tecasás conmigo, así podemos andar bien juntos.
Y pensó el hombre.


–Y no. Para qué te voy a mentir: todavía no me cogieron. Yo he de defender mi honra.

Luego el hombre fue a pedir la mano de la chica.
Y accedió la señora a dar su hija, para el casamiento. Y fijaron la fecha de boda.

Y cuando se acercaba la fecha, la chica dijo a su madre:
–Yo, mamá, ya cogí con otro hombre y le mentí a mi novio.

–No te preocupes. To te voy a ayudar –le dijo su madre.

–Y ¿qué es lo que voy a hacer, mamá?

–No le abras demasiado tu pierna. Y cuando se suba sobre vos y te apriete su asunto, llorisqueá, llirisqueá nomás.


–Y bueno.

Si es que descubre, que le ha mentido, le va a abandonar a su nueva esposa.

Y después aconteció el casamiento. Y cuando la fiesta estaba en lo máximo, el nuevo marido llevó un vaso lleno de caña donde sería su lecho nupcial, bajo la cama. Para el coraje.
Terminó la fiesta. Todos estuvieron felices. La gente se iban retirando.
Y después, ya fue la madre de la novia a acostarse a la pieza contigua de los recién casados. Estuvo agusando el oído ahí. Para ayudar a su hija, de haber necesidad. Simularía retar a su hija, si llorisquea demasiado.
Luego fue el hombre.
Se desvistió y se acostó. Y empezó a horgar.
Y su esposa ya estaba acostada también en la cama, al otro costado.
Luego estuvo hurgando y hurgando, así, en la oscuridad, bajo la cama, el nuevo marido, buscando su caña. La alzó y cuando se disponía a tomar, sintuó que era demasiado liviano y dijo:
–¡Míren! ¡Ya se me tomó esta había sido!

Lo que pasó fue que, sus padrino de casamiento, entraron a barrer la pieza nupcial, durante la fiesta, y al encontrar un vaso lleno de caña, ya nomás, le dio un sorbo ¡de aquello!, y casi bebió todo.
Y cuando escuchó la señora, “¡Ya se me tomó esta había sido!” que decía el nuevo yerno, pensó que dijo por su hija, y saltando de la cama le dijo:

–¡Eso si que nó, mi hijo! Nosotros somos nomás luego cría de concha grande –le dijko–. Nosotras somos la cría de concha grande.

Le ayudó a su hija.
–No, yo no dije por mi esposa que ya se le tomó. Yo dije por mi caña que traje aquí nomás que ya se tomó de mi. Y ya no
estés escuchando, ya quiero coger a mi esposa –le dijo.

–Está bien entonces, mi hijo –dijo la suegra muy avergonsada.

Y de nuevo se acostó a dormir.
Quedó muy avergonzada.

Terminó.




























OJE’UMAVA’EKUE.


Peteï karia’y oñembochíka peteï karai iviruretáva rajýre. Ha’e avei noïvairiete. Upéi…, ohójepi hendápe. Ohayhuetereíma chupe, ha, pe ipahápe, oipyhyséma chupe. Ha he’i pe kuñataïme:

–MBa’ápa ere, jaikóna oñondive. Jajoguerahaporäiterei ningo. Jajuayhu ningo.

–Péicha Péichante, ndaje’ukakamo’äi ndéve. CHéngo che menarämente aje’ukava’erä. Ha cherayhúvape. Ha emendána cherehe, ha jaikoporä oñondive.

Ha ojepy’amongeta pe arriéro.

–NDaiporimo’äi apañuáï. Ku oïmérö ndereje’úi gueteri, amendáta nderehe. Oimérö reje’úma katu, che, pe ñamendaha pyharépe ajehejajeyva’erä ndehegui –he’i chupe.

–Ha nahániri. CHe marä rombotavýta: ndaje’úi gueteri. CHéngo adefendeva’erä che ónrra.

Upéi oho ojerure hembirekoräre.

Ha ome’ë chupe pe kuñakarai imembykuña, omenda hagüa. Ha upéi omoïhikuái araka’épa omendatahikuái.
Ha omendáta katuetémarö, he’i pe kuñataï isýpe:
–CHéngo, nde mama, aikóma ambue arriérondi, ha ambotavy pe arriérope.

–Epena’ÿnte. Ágä che roipytyvöta –he’i chupe isy.

–Ha mba’e ajapóta, mama.

–Ani voi reipe’a tuicha chupe neretyma. Ha ágä ojupívo nde ári ha ojopy nderehe pe imba’epikohéra, eñemohasë, eñemohasë.

–Ha guéno.

Ohechakuaáramo ningo chupe, ijapuha, ojehejáta pe hembireko pyahúguipy. Ha upéi oiko ku ñemenda. Ha upéi pe ikyre’ÿve jave vy’a, pe ména pyahu ogueraha omoï peteï váso renyhëte guaripóla pe ikotyräme, hupaguýpe. Py’aguasurä.
Opa pe ñemenda. Ha ovy’apahikuái. Ha ojehomimíma.
Ha upéi, ohóma pe kuña sy oñeno umi omenda ramóva koty ykére. Ojapysaka upépe hína. Oipytyvö hagüa imembykuñáme, sapy’a oikotevërö. Oja’óta gua’u chupe, oñemohasëtereírö.

Upéi oho pe arriéro.
Oñemboipáma ha oñeno. Ha oñemoï ojepovyvy.
Ha hembireko oñenomahína avei pe tupápe, ambue yke gotyo.
Upéi ojepovyvy, ojepovyvy, péicha, pytümbýpe, tupa guýre, pe ména pyahu, iguaripóla rekávo. Upéi ohupi, ha ho’útavo, oñandu ivevyietereimaha ha he’i:

–Nahániri, chéngo nda’éi cherembirekóre oje’umaha. CHe guaripóla agueruva’ekue ko’ápe rehenteko ha’e
oje’umaha chehegui. Ha anivéna rejapysaka, taipurumi ko cherembireko –he’i chupe.

–Ta’upéicha mba’e, chekarai –he’i pe kuñakarai otïeterei reeheve.

Ha ohojey oñeno oke.
Otïeterei opytávo.

Ha opa.













OJE’UMAVA’EKUE

YA FUE COGIDA

********

TRENCITA



Miguelángel Meza



Versión Bilíngüe Guaraní-Castellano Pópuli

sábado, 1 de noviembre de 2008

Nomenclatura y apología del carajo: Acuña de Figueroa











La lengua castellana es tan copiosa,
en voces y sinónimos, tan rica,
que con nombres diversos, cualquier cosa
o varias metáforas, explica



Monarca Soberano, y Rey...¡qué encanto!
Todo es un mismo nombre repetido;
y tres veces también con un sentido
son, Pontífice, Papa, Y Padre Santo.


Pero hay de grande aprecio entre los hombres,
un cierto pajarraco, o alimaña,
que tiene más sinónimos, y nombres
que título tenía el Rey de España.

Yo, por tal de evitaros el trabajo
de una investigación algo penosa,
diré que esa alimaña, o quisicosa
no es el Papa, ni el Rey sino...el Carajo!


Miembro Viril, o miembro solamente
le llama el diccionario...¡Que Mesquino!
sus nombres en el uso más frecuente
son el nabo, el zurriago, y el pepino


El simborio, la tripa, y el virote
(flores son de la Lengua Castellana)
el visnago, la pica y la macana
son como la mazorca y el cipote.


El príapo, la porra, y el chorizo
el rábano, la pija, y el badajo;
picha y ciruela en Español castizo
son sinónimos todos del Carajo.

El vergajo, la guasca, verga, y mango
el tarugo, el lenguado, y la banana
el pito, y el vitoque...es cosa llana
que equivalen al chocho, y al zanguango.


La burifarra, el tronco, y la batata
o el lagarto, le llama cualquier topo
el aquello, o la cosa; la Beata
y el Fraile, la correa, y el hisopo.



Muchos suelen llamarle, el trompo, el sapo
otros, el motilón, y el calabrote;
los músicos, la flauta, o el fagote
y el artillero espeque, o sacatrapo.


Siguiendo a la metáfora la hebra
llamánle, el narigón, el nene, el chato
el tramaojo; el merengue y de barato,
van péndulo, panal, bicho y culebra.

La berenguena, la pistola, el dómine,
bien lo sabe cualquiera chuchumeco
todos vienen a ser Carajo "in nómine"
lo mismo que el gazapo, y el muñeco.


En estilo vulgar, llamánle el rabo
y algunos el peludo...¿Impropio nombre!
pues por más pendejudo que sea un hombre
no tiene tales pelos en el nabo!



Tiene otros cien apodos que no cuento
que aplica cada cual, según su antojo
como el corvo, la pieza, el instrumento.
El mondongo, el apéndice, el hinojo.


El negocio, la polla, y la poronga
van como suplemento...y pica punto
que no falte purista que suponga
que eso es miembro, y cojones todo junto.

























del libelo Nomenclatura y Apología del Carajo, atribuido a Francisco Acuña de Figueroa, Montevideo, 1922, 18 pp.
Recordemos que este Pseudo-Acuña de Figueroa ostenta el mismo nombre que el autor de los himnos patrios de Uruguay y Paraguay, además una calle de Buenos Aires le homenajea, la misma calle donde Belleza y Felicidad se ubica y erige y coge.